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La lluvia dispara un 70 % el riesgo de accidente

La lluvia y las temperaturas bajas son situaciones que afectan a nuestro vehículo y a nuestra manera de conducir. Son factores que disparan el riesgo de sufrir un accidente en carretera.

Según los datos del comparador Acierto.com, el riesgo de verse inmerso en un siniestro al conducir con lluvia es un 70 % superior –respecto a si lo hiciéramos en condiciones habituales–. La falta de visibilidad y la reducción de la adherencia de las ruedas sobre el asfalto mojado son los principales problemas.

LA LLUVIA ALTERA LA VISIBILIDAD

Entre otros, la lluvia altera la visión en carretera: distorsiona la luz, hace el día más oscuro, refleja los faros sobre el asfalto, reduce las propiedades de la pintura y el contraste entre los objetos, y coloca una capa de agua sobre el parabrisas…

Es decir, cambia el entorno y percepción visual de los conductores. La condensación que se produce como consecuencia de la diferencia de temperatura entre el interior y el exterior del vehículo es otro punto a tener en cuenta, así como si el parabrisas está manchado o tiene algún impacto –el peligro crece–.

Estos factores, al mismo tiempo, incrementan la tensión en el conductor y reducen su tiempo de anticipación, algo fundamental a la hora de evitar accidentes. No podemos dejar de hablar del viento, pues se estima que casi el 5 % de ellos se atribuyen a él.

MÁS FRÍO, MÁS AVERÍAS

El frío, además, incrementa exponencialmente las averías. Entre otros, las posibilidades de que el sistema eléctrico falle aumentan un 27 %, mientras que las de que el coche no arranque suben un 18%.

Los siniestros más comunes con frío, en cualquier caso, son los relacionados con la batería del vehículo, protagonista de 1 de cada 5 reparaciones. Le siguen los fallos del motor y la calefacción, así como las asistencias relacionadas con el líquido refrigerante. Además, no podemos perder de vista que el 30 % de heridos y fallecidos por accidente de tráfico se producen en invierno.

COCHES OSCUROS, LOS QUE PEOR SE VEN

Los expertos también apuntan a que hay algunos coches con más riesgo que otros. Por ejemplo, aquellos vehículos con carrocería oscura implican una menor visibilidad en carretera para el resto de conductores. Esta característica se ve agravada tras el cambio de horario, cuando la visibilidad es menor que nunca.

Para que nos hagamos una idea, por la mañana un coche blanco puede ser atisbado a 160 metros, mientras que uno negro lo veremos cuando estemos a 70 metros. Durante la noche las distancias se reducen a 100 y 30 metros respectivamente.

CÓMO PREPARAR EL COCHE PARA EL FRÍO

Sin embargo, según Acierto.com, existen ciertas medidas que pueden reducir los efectos negativos de todo esto.

1.- Comprobar que los neumáticos se encuentran en buen estado –y si la presión es la adecuada–, que los faros funcionan bien, que el climatizador está en perfectas condiciones, revisar los filtros de aceite y el disco de frenos son medidas necesarias.

2.- Los limpiaparabrisas son otro punto clave. Por desgracia, más de 7 de cada 10 conductores no los revisan con la frecuencia adecuada. Los tratamientos hidrofóbicos –un repelente de lluvia– también pueden ayudar a mejorar la visibilidad, especialmente durante la noche.

3.- Utilizar las luces correctamente –circular con las luces de cruce–, fijarse en el asfalto –para detectar las zonas donde se pueda sufrir aquaplaning–, parar cuando la visibilidad imposibilite la conducción, aumentar la distancia de seguridad y mantener el vehículo limpio es recomendable.

4.- Y revisar la pólizadel coche para conocer cómo nos protege en caso de accidente o avería (e incluso si contamos con coche de sustitución) muy conveniente.

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